EFE – La nube de ceniza del volcán islandés Grimsvoetn ha obligado a anular hoy más de 250 vuelos y ha acentuado el temor a que se repita el caos aéreo que originó en 2010 otro volcán, aunque las autoridades constatan un descenso de su actividad.
La Oficina Meteorológica de Islandia ha informado hoy de que la actividad del Grimsvoetn va en descenso por segundo día consecutivo, mientras la altura de la columna de humo volcánico se ha reducido desde los 20 mil metros iniciales a entre 3 mil y 5 mil metros.
La Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol) ha dado cuenta hasta el momento de la anulación de 252 vuelos por las cenizas que han llegado al cielo de Irlanda del Norte y de Escocia.
Las cenizas amenazan con avanzar hacia Dinamarca, el sur de Escandinavia y el norte de Alemania en las próximas horas, según el responsable de operaciones de la agencia, Brian Flynn.
En la cuenta que tiene Eurocontrol en Twitter, Flynn ha pronosticado que la nube volcánica podría seguir su curso hacia el sur conforme avance la semana, acercándose a Francia y a España, aunque las previsiones aún no son precisas y solamente están disponibles para las próximas 24 horas.
El secretario de Estado de Transportes de España, Isaías Táboas, señaló hoy por su parte que no hay ninguna previsión de que la nube de cenizas del volcán islandés Grimsvoetn afecte al espacio aéreo español.
El Grimsvoetn, en el sur de Islandia, entró en erupción el sábado pasado y ha dejado en tierra ya a miles de pasajeros.
La amenaza de la nube de ceniza obligó al presidente de EU, Barack Obama, a adelantar en trece horas su vuelo de Irlanda a Londres para una visita de Estado al Reino Unido que comienza hoy.
Eurocontrol asegura que el volcán islandés está “reduciendo” su actividad de erupción, aunque advierte de que la nube de ceniza “sigue estando impredecible”.
Los bajos niveles de concentración no impiden a los aviones volar, ha recordado Flynn, mientras que en caso de su aumento la posibilidad de vuelo depende del tipo de aeronave y de otros factores.
De momento, British Airways, la holandesa KLM, la irlandesa Air Lingus y la compañía de bajo coste Easyjet han suspendido sus vuelos desde y hacia Escocia.
En cambio, Ryanair ha criticado la orden de las autoridades de la aviación civil irlandesa para que suspenda esta mañana sus vuelos hacia y desde Edimburgo, Glasgow y Aberdeen por razones de seguridad.
Las aerolíneas también han suspendido vuelos entre Newcastle, Belfast y Dublín, a la espera de que se despeje el cielo y puedan reanudar los vuelos. Ryanair y Easyjet han tenido que anular algunos vuelos desde España a Edimburgo y a Glasgow, según sus páginas web.
La erupción de Grimsvoetn llega después de que el año pasado un fenómeno similar en el Eyjafjalla, otro volcán islandés, paralizase el tráfico aéreo europeo durante varias semanas.
El temor a que se reproduzca un colapso del espacio aéreo parecido y se repitan las escenas de miles de pasajeros en tierra no parece haber alcanzado a los gobiernos europeos ni a la Comisión Europea, que han emitido mensajes tranquilizadores.
El ministro de Transportes del Reino Unido, Philip Hammond, declaró a la BBC que ese país está ahora mejor preparado para tal eventualidad que hace un año ya que tiene sistemas “más robustos” para “minimizar el efecto perturbador” de la nube de cenizas.
Por su parte, el comisario europeo de Transporte, Siim Kallas, ha dicho que no prevé, de momento, que la nube provoque un cierre extendido del espacio aéreo ni que las consecuencias sean similares al caos que se generó el año pasado.
“No anticipamos en estos momentos un cierre extendido del espacio aéreo”, afirmó en una rueda de prensa diaria.
El comisario indicó que las circunstancias no son exactamente las mismas, dado que las cenizas del volcán Grimsvoetn son “diferentes, las condiciones meteorológicas son diferentes y la respuesta europea es diferente”.
La Unión Europea activó ayer una célula de coordinación de crisis para responder con rapidez y de manera ordenada al posible impacto de la nube volcánica.
El grupo, que reúne a la Comisión Europea, las aerolíneas europeas, los aeropuertos, las autoridades nacionales de aviación y Eurocontrol, emitirá directrices para clarificar en qué condiciones se podrá o no volar.