Hugo Chávez falleció hace casi un año, el 5 de marzo de 2013, aunque en realidad desde mucho antes estaba incapacitado para gobernar. Nicolás Maduro, entonces vicepresidente, tomó control oficial del gobierno, aunque ya lo ejercía de manera extraoficial desde antes.
Maduro impidió que Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, pudiera tomar el poder, a pesar de que así lo establecía la Constitución, para organizar nuevas elecciones ante la muerte de un presidente en funciones. Él se quedó en el gobierno y organizó los comicios del 14 de abril de 2013 en que fue electo presidente.
A pesar de que tuvo enormes ventajas en el proceso, particularmente por contar con tiempos de radio y televisión muchas veces superiores a los de su rival Henrique Capriles, Maduro recibió en el recuento oficial una ventaja muy pequeña: 50.6 por ciento de los votos contra 48.1 por ciento de Capriles.
En los últimos meses la situación económica y política de Venezuela se ha venido deteriorando con rapidez. Las políticas de Chávez, que golpearon sistemáticamente la inversión productiva en el país, están empezando a tener las consecuencias inevitables. La producción ha disminuido y los controles de precios impulsados por el gobierno han llevado a la virtual desaparición de los productos básicos de los supermercados y mercados. La inflación en el país fue en 2013 de 56 por ciento, la mayor del mundo.
El bolívar, la divisa del país, se ha venido devaluando constantemente. El tipo de cambio real, en el mercado negro, rebasa los 80 bolívares por dólar, a pesar de que el oficial se mantiene a un nivel apenas superior a los 6 bolívares. El precio de la gasolina es el más bajo del mundo. Equivale a unos 30 centavos de peso mexicano al tipo de cambio oficial y a unos 3 centavos mexicanos por litro al tipo de cambio real. Esto significa que el país pierde una enorme cantidad de dinero por la venta de gasolina.
A esto hay que añadir un problema enorme de crimen y violencia. El gobierno de Maduro dice que el número de homicidios en el país se redujo de 54 a 39 por cada 100 mil habitantes entre 2012 y 2013. El Observatorio Venezolano de Violencia señala, en contraste, que el índice de homicidios subió de 73 a 79 por cada 100 mil habitantes, lo cual colocaría a Venezuela en uno de los niveles más altos del mundo.
Las protestas en contra del gobierno se han venido multiplicando en este 2014. Esta situación ha coincidido con el aumento notable de la inflación y el deterioro del abasto. El gobierno ha decidido responder con la represión violenta de las marchas. Varias personas han muerto. Pero la estrategia, en vez de aplacar las protestas, las ha incendiado más. Leopoldo López, uno de los dirigentes más importantes de la oposición en Venezuela, ha sido detenido. El gobierno ha buscado culpar de las manifestaciones a una conspiración que presuntamente habría tenido su origen en México.
La experiencia nos dice, sin embargo, que cuando un país empieza un período de deterioro producido por un mal manejo de la economía es muy difícil impedir que los problemas se vuelvan políticos. La economía venezolana se está desplomando por los años de mal gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Ni siquiera los altos precios del petróleo pueden evitar esta caída.
Twitter: @SergioSarmiento